Todos parecen tú mas no existe ninguno
con esa boca cruel de dulce mandarina,
selvático haragán de estampa genuina,
maldito inoportuno.
Decir todos en uno
es atisbar tu rostro en cada turbia esquina,
jugarse a cara o cruz el verso en la rutina
y desquiciar la voz en un fatal ayuno.
Por no esperar, no espero de tu viento,
ni el odio, ni el deseo, ni el lamento
de poemas baldíos.
Sentada en el umbral del descontento
te observo compulsando el argumento:
tus ojos en los míos.
con esa boca cruel de dulce mandarina,
selvático haragán de estampa genuina,
maldito inoportuno.
Decir todos en uno
es atisbar tu rostro en cada turbia esquina,
jugarse a cara o cruz el verso en la rutina
y desquiciar la voz en un fatal ayuno.
Por no esperar, no espero de tu viento,
ni el odio, ni el deseo, ni el lamento
de poemas baldíos.
Sentada en el umbral del descontento
te observo compulsando el argumento:
tus ojos en los míos.
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