Cuando tú te hayas ido y los súbitos roces
de tu boca se pierdan buscando otra saliva,
vendrán nuevos amantes con afiladas voces
a murmurar desgarros y provocarme goces
en la memoria viva.
No sólo por mi lengua de lapidarias frases
ni por reivindicar la ausencia de leyendas,
sino por celebrar -libertos barrabases-
mi nueva transparencia de leves plexiglases,
sin turbias componendas.
Con un estruendo sordo de tormenta lejana
tú te derrumbarás detrás de mis cristales,
otro será el relámpago y otra la circadiana
lluvia que se amotine en la oscura ventana
para lavar mis males.
Cuando tú te hayas ido, como se fueron tantos,
blasfemaré dos días el nombre de tus dioses.
Pervivo vacunada contra los desencantos,
por lo que no me matan ni duelos, ni quebrantos,
ni bocas con adioses.
de tu boca se pierdan buscando otra saliva,
vendrán nuevos amantes con afiladas voces
a murmurar desgarros y provocarme goces
en la memoria viva.
No sólo por mi lengua de lapidarias frases
ni por reivindicar la ausencia de leyendas,
sino por celebrar -libertos barrabases-
mi nueva transparencia de leves plexiglases,
sin turbias componendas.
Con un estruendo sordo de tormenta lejana
tú te derrumbarás detrás de mis cristales,
otro será el relámpago y otra la circadiana
lluvia que se amotine en la oscura ventana
para lavar mis males.
Cuando tú te hayas ido, como se fueron tantos,
blasfemaré dos días el nombre de tus dioses.
Pervivo vacunada contra los desencantos,
por lo que no me matan ni duelos, ni quebrantos,
ni bocas con adioses.
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