Sujétame los brazos que están rabiosas
las cobras de mis venas con su veneno,
me laten en las sienes tan poderosas
que las manos que eran afectuosas
son látigos de un odio que crece obsceno.
Amordaza mi boca que están creciendo
como cuchillos torvos todos mis dientes.
Sus dentelladas secas son un estruendo
que me asorda el oído con el horrendo
rechinar de la ira de los dementes.
Lobotízame el alma que la venganza
le está ganando el pulso a la volundad,
si me queda un resquicio no es de esperanza
que a cara descubierta la guerra alcanza
el maltratado cuerpo de mi verdad.
las cobras de mis venas con su veneno,
me laten en las sienes tan poderosas
que las manos que eran afectuosas
son látigos de un odio que crece obsceno.
Amordaza mi boca que están creciendo
como cuchillos torvos todos mis dientes.
Sus dentelladas secas son un estruendo
que me asorda el oído con el horrendo
rechinar de la ira de los dementes.
Lobotízame el alma que la venganza
le está ganando el pulso a la volundad,
si me queda un resquicio no es de esperanza
que a cara descubierta la guerra alcanza
el maltratado cuerpo de mi verdad.
Comentarios
Publicar un comentario