Pervivo en una especie de desierto
en que los hombres son un campo abierto
a las contradicciones
y soy como una oscura profetisa
que a la hora de amar siempre divisa
sus circunvalaciones.
Voy más allá de mí cuando adivino
quién dejará su instinto en mi camino
de malherida rosa
por decirte una flor que hermosa rime
con una realidad que legitime
ser peligrosa.
Porque lo soy, sin darme apenas cuenta.
Lo soy porque mi letra es una afrenta
cuando un hombre me miente,
y me han mentido siempre, tanto y tanto,
que voy curada de cualquier espanto,
creciéndome en el diente.
No me escondo ante tí, no soy perfecta
ni sublime mujer, ni loba abyecta.
Sé objetivo conmigo.
Necesito creer que hay algo cierto
y me escribes a pecho descubierto
el mundo por testigo.
Comentarios
Publicar un comentario