Todo es parte de la supervivencia
alrededor del árbol del instinto.
No tengo que gritar. Yo soy el grito
que te arenga hacia el verso desatado,
el grito que aniquila y desordena
amorfos de conciencia
que se asombran
de que el juego les prenda en las retinas
sus bengalas fugaces
y les provoque el vómito de lo que coño sea:
abulia, desamor, desprecio, asco.
No sé si por venir sola de vuelta
o no tener más meta que mi vicio,
sé bien que estás curtido en cuanto espanto
pueda ofertar la vida y su misterio
y yo, apenas soy la paradoja
de algún estereotipo conocido
que te divierte un rato
si te canibaliza el intelecto.
Para eso se ha quedado mi estrategia
de tósigo en los labios,
para cortarle el rostro a la amenaza
o usar de putching bol al esperpento
de la fe en el contrario.
¿El resto? juego, mentira, farsa, aburrimiento,
agua virtual que no mueve molinos.
No creas imposible matarnos jaula adentro
espalda contra espalda
en esta impunidad de vidrio oscuro.
¿No dicen que no duele?
alrededor del árbol del instinto.
No tengo que gritar. Yo soy el grito
que te arenga hacia el verso desatado,
el grito que aniquila y desordena
amorfos de conciencia
que se asombran
de que el juego les prenda en las retinas
sus bengalas fugaces
y les provoque el vómito de lo que coño sea:
abulia, desamor, desprecio, asco.
No sé si por venir sola de vuelta
o no tener más meta que mi vicio,
sé bien que estás curtido en cuanto espanto
pueda ofertar la vida y su misterio
y yo, apenas soy la paradoja
de algún estereotipo conocido
que te divierte un rato
si te canibaliza el intelecto.
Para eso se ha quedado mi estrategia
de tósigo en los labios,
para cortarle el rostro a la amenaza
o usar de putching bol al esperpento
de la fe en el contrario.
¿El resto? juego, mentira, farsa, aburrimiento,
agua virtual que no mueve molinos.
No creas imposible matarnos jaula adentro
espalda contra espalda
en esta impunidad de vidrio oscuro.
¿No dicen que no duele?
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