Hay hombres que no se arredran
ante asesinas virtuales
y misóginos letales
que rematándolas medran.
El camino que me empiedran
los que, como tú, disfrutan
viendo cómo me ejecutan
atada de pies y manos,
se me ha llenado de "hermanos"
que mi muerte se disputan.
¡Mate, mate, con tomate,
hermano, mata a la bruja
y hacé que el verso le cruja
el sentimiento. Mi cuate,
que te sirva de de acicate
el silbar de la metralla
de mi grito en su muralla,
mi apoyo incondicional.
Bala perdida mortal,
mi voz para tu batalla!
Como harían dos varones,
no se maten por mis huesos,
intercámbiense los besos,
la voz y los pantalones.
Los abrazos, los galones,
los parabienes guerreros,
las medallas, los cimeros
versos para el populacho.
Sujétense bien los machos
y afilen más los aceros.
Que yo aquí, con estos pelos,
temblando como pavesa
en el aire, caigo presa
de americanos anzuelos.
Oxidados escalpelos
los de mi boquita ardiente,
melladito tengo el diente
y me va pesando el culo
a medida que este chulo
me busca, contracorriente.
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