Porque soy la que soy cuando me da la gana
si libélulamadre o sargento de hierro,
cuando me quieras ver, será mi entierro
quien te dé la medida de Morgana.
En ese punto exacto de desgana,
tú carcajada y yo el testaferro
que te absorbe el esplín con la cara de perro
de la esfinge que miente por la boca de Ana.
No me quieras matar, porque no existo,
como no existes tú aunque Mephisto
te signe alguna noche con su laúdano hiriente.
La putamadre de la poesía
es quien se carcajea cada día
de la promiscuidad de nuestra mente.
si libélulamadre o sargento de hierro,
cuando me quieras ver, será mi entierro
quien te dé la medida de Morgana.
En ese punto exacto de desgana,
tú carcajada y yo el testaferro
que te absorbe el esplín con la cara de perro
de la esfinge que miente por la boca de Ana.
No me quieras matar, porque no existo,
como no existes tú aunque Mephisto
te signe alguna noche con su laúdano hiriente.
La putamadre de la poesía
es quien se carcajea cada día
de la promiscuidad de nuestra mente.
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