A veces soy su fe, si de repente
le quito la espoleta a su granada
y detona al chocar contra mi boca
y me llena de esquirlas la garganta.
Otras veces no soy más que el colapso
de la buena intención si su mirada
se pervierte en la sádica tortura
que quisiera infligirme en la distancia.
Yo soy el putching ball que absorbe el golpe
cuando su corazón se desbarranca
pero crece en el verso si me nombra
y se excita, varón, si me descalza.
le quito la espoleta a su granada
y detona al chocar contra mi boca
y me llena de esquirlas la garganta.
Otras veces no soy más que el colapso
de la buena intención si su mirada
se pervierte en la sádica tortura
que quisiera infligirme en la distancia.
Yo soy el putching ball que absorbe el golpe
cuando su corazón se desbarranca
pero crece en el verso si me nombra
y se excita, varón, si me descalza.
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