Sobre mi nombre haces cábalas nocturnales
mientras inicio el rito de adivinarte ciega,
desato la mordaza de tu boca andariega
y levanto despacio tus losas sepulcrales.
No soy recomendable para hombres cabales
así que no te arriendo en el juego ganancia,
no manipulo mentes pero es en la distancia
donde mis versos hieren los ojos que no veo.
Tú eres un creyente, yo sólamente creo
en la fugacidad de nuestra circunstancia.
Dime ¿qué tienes tú que otros hombres no tengan?
¿qué escondes tras el gesto de loco visionario?
¿qué me puede intrigar? ¿eres el adversario
que romperá las voces virtuales que me arengan?
¿Existen pandemoniums que tus manos detengan?
¿te inventarás por mí un futuro inaudito?
¿pintarás la sonrisa en mi rostro fortuíto?
Dime ¿quién eres tú que llamas a mi puerta?
¿el cazador cazado? ¿el de la mente abierta?
¿a quién voy a dejarle el camino expedito?
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