Un Ángel me miraba
caído sobre mí. Un Ángel mira
resucitar estruendos en mis manos
y cómo se desata en mi garganta
la sísmica energía del sueño encarcelado.
Un Ángel asesino me miró
con los ojos turbados de un amante celoso
dejándome con vida.
Me mira el Ángel que rematará
mi boca malherida.
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