De qué valen los versos que me escupes
como si fueran huesos de cereza,
si frente a mí -por mucho que te aúpes-
por más que tus valores reagrupes,
es tu seguridad sólo incerteza.
Qué prepotencia blande tu cuchillo
para cortarme el rostro y la palabra,
si eres un Arcángel de bolsillo:
boca viril y tretas de chiquillo,
jugando a que mi puerta se entreabra.
A cuántas como yo, tiras los tejos,
donjuan de las estepas santiagueñas,
si tienes en tu haber cien mil cortejos
y a mí me miras con temor....de lejos,
porque en mi acantilado te despeñas.
Si tu camino está lleno de flores,
de soledad mi senda está repleta.
(Acércate a mi boca: porque llores
como lloran riendo los actores
no me verás morir en tu cuneta).
como si fueran huesos de cereza,
si frente a mí -por mucho que te aúpes-
por más que tus valores reagrupes,
es tu seguridad sólo incerteza.
Qué prepotencia blande tu cuchillo
para cortarme el rostro y la palabra,
si eres un Arcángel de bolsillo:
boca viril y tretas de chiquillo,
jugando a que mi puerta se entreabra.
A cuántas como yo, tiras los tejos,
donjuan de las estepas santiagueñas,
si tienes en tu haber cien mil cortejos
y a mí me miras con temor....de lejos,
porque en mi acantilado te despeñas.
Si tu camino está lleno de flores,
de soledad mi senda está repleta.
(Acércate a mi boca: porque llores
como lloran riendo los actores
no me verás morir en tu cuneta).
Y pasarás locuaz de amante a odiante
en cuanto cante el gallo de la aurora.
Si todo tu poder de nigromante
se estrella en mi futuro de mutante
¿De qué te vale, dí, tu verso ahora?.
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