Nunca pienso en los ojos. Me importa la mirada
con que miras el mundo de forma diferente,
la lúcida negrura en medio de la nada
que horada como un faro de luz intermitente.
No me apagues la luz que quiero, iluminada,
transgredir prohibiciones sin lógica aparente
y atravesar el túnel y saltar la alambrada
para iniciar el rito de mirarnos de frente.
Donde nadie llegó, al último secreto,
con la mente pausada y el corazón inquieto
llegaré si me miras como ansío mirarte.
Y en tu vital penumbra de íntima congoja,
signada con tu sangre como una virgen roja,
seré la herida única que no podré sanarte.
con que miras el mundo de forma diferente,
la lúcida negrura en medio de la nada
que horada como un faro de luz intermitente.
No me apagues la luz que quiero, iluminada,
transgredir prohibiciones sin lógica aparente
y atravesar el túnel y saltar la alambrada
para iniciar el rito de mirarnos de frente.
Donde nadie llegó, al último secreto,
con la mente pausada y el corazón inquieto
llegaré si me miras como ansío mirarte.
Y en tu vital penumbra de íntima congoja,
signada con tu sangre como una virgen roja,
seré la herida única que no podré sanarte.
Comentarios
Publicar un comentario